El sistema de comercio mundial está experimentando cambios tectónicos que reorientarán las cadenas de suministros internacionales durante las próximas décadas.

La culpa la tiene dos fuerzas principales: las empresas, asustadas por la escasez debida a pandemias, las subidas de precios y las interrupciones del transporte, están reduciendo su dependencia de una sola fábrica o país; y los gobiernos especialmente de Estados Unidos y Europa que requieren garantizar el acceso a materiales clave como los semiconductores y los minerales de las tierras raras en caso de que el comercio mundial se divida en bloques geopolíticos.

La transformación que algunos denominan "reglobalización" llevará años, y los datos comerciales sólo empiezan a ofrecer pistas sobre el alcance de los cambios y quién gana y quién pierde.

A pesar de los rumores sobre la desaparición de la globalización, la integración económica a través de comercio transfrinterizo ha demostrado una notable capacidad de resistencia en guerras, hambrunas y pandemias. En los últimos tres años, el comercio mundial como porcentaje de la producción mundial se ha suavizado un poco, pero se mantiene en gran medida en línea con las tendencias históricas.

De hecho, no se ha producido ningún cambio significativo en la trayectoria hacia una mayor apertura comercial desde al menos 2006, según recientes análisis de ING Groep NV.

El aumento de las tensiones geopolíticas entre Washington y Pekín espoleó las especulaciones sobre un desacoplamiento sectorial entre las mayores economías del mundo. Aunque el valor de las importaciones estadounidenses de bienes y servicios chinos alcanzó en 2022 el nivel más alto jamás registrado, hay indicios de que los aranceles estadounidenses están modificando los flujos comerciales bilaterales.

El año pasado, las importaciones de bienes estadounidenses procedentes de China que están sujetas a aranceles cayeron en torno a un 14% respecto a los niveles de 2017 previos a la guerra comercial, según el análisis de Chad Bown, investigador principal del Instituto Peterson de Economía Internacional.

En los últimos cinco años, los aranceles, las restricciones a la exportación y las subvenciones de EE.UU. han persuadido a las empresas estadounidenses a diversificar sus importaciones delos de China. La cuota total de las importaciones chinas aa EE.UU. ha caído unos 3 puntos porcentuales desde 2018, cuando el expresidente Donald Trump impuso aranceles a miles de productos chinos. Durante este tiempo, China cedió una parte de su participación en las importaciones totales de Estados Unidos a otras naciones exportadores asiáticas como Vietnam, India, Taiwán, Malasia y Tailandia.

Dicho esto, los fabricantes chinos que buscan eludir los aranceles estadounidenses y acortar las cadenas de suministro están abriendo operaciones en naciones como Vietnam, Tailandia y México.

Información tomada de: Bloomberg Línea. Data de comercio mundial empieza a mostrar primeros signos de la “reglobalización”

Imagen por Bryce Baschuk